miércoles, 8 de julio de 2009

LA CRISIS LLEGÓ PARA QUEDARSE

Víctor Felipe Piz
La duración y profundidad de la recesión echan por tierra el argumento gubernamental de que "la crisis económica vino de afuera".
A juzgar por los hechos, el discurso oficial tendría que cambiarse por el de "la crisis llegó para quedarse".
Si bien las condiciones generales de estabilidad macroeconómica han servido para amortiguar la caída, no han sido suficientes para evitarla.
En medio de la crisis, la buena noticia es que ya concluyó el segundo trimestre del año, cuando se resintieron los peores efectos de la recesión.
Durante ese periodo se registró una caída del PIB de 9.5 por ciento, según la encuesta mensual de expectativas económicas del sector privado recabada por el Banco de México.
Pero el subgobernador del banco central, José Sidaoui, anticipó ayer un desplome del orden de 10 por ciento real anual, a causa de la contingencia sanitaria.
En cualquier caso, se superaría la baja de 9.2 por ciento que sufrió la economía mexicana en el segundo trimestre de 1995, tras los llamados "errores de diciembre".
La mala noticia es que la crisis económica no ha finalizado y se prolongará por el resto del año, e incluso hacia el arranque de 2010.
Así lo advierte el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), considerado un aproximado mensual del PIB, que en abril se desplomó un histórico 12.2 por ciento real anual y ligó siete meses en contracción.
Lo presagia la caída anual en las exportaciones de mercancías de 35.6 por ciento, la producción industrial de 13.2 por ciento y las ventas al menudeo y al mayoreo de 5.8 y 15.7 por ciento, en ese orden, también en abril.
Y lo perfila la igualmente histórica tasa de desocupación de 5.3 por ciento de la PEA en mayo, lo que significa que 2.4 millones de mexicanos no tienen empleo.
Todos esos indicadores han puesto a la economía mexicana en la parte más baja del ciclo recesivo, caída agravada por el impacto de la epidemia de influenza, que será superior al estimado inicialmente.
El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, lo calculó en 0.3 puntos del PIB, pero organismos internacionales, como el Banco Mundial, lo estiman en al menos 0.8, y algunos analistas lo prevén hasta en 1.5 puntos.
Al mal comportamiento de la economía en el primer semestre, el peor para ese periodo en 14 años, se agrega el fracaso de los planes anticrisis dada su rigidez operativa, como lo advirtió el presidente de la Coparmex, Ricardo González.
Esta percepción, que tiende a generalizarse, confirma que lo hecho hasta ahora por el gobierno del presidente Felipe Calderón ha sido insuficiente, lento y tardado, y que México necesita un mejor blindaje anticrisis.
Las únicas vías para reforzar el blindaje son, en un horizonte de mediano plazo, la aplicación de las reformas estructurales de orden fiscal, energético y laboral, para potenciar el crecimiento económico y generar empleos.
Transcurridas las elecciones intermedias, deben dejarse atrás las pugnas partidistas y, a partir de septiembre, los nuevos diputados deben ponerse a trabajar en una agenda legislativa que le dé prioridad a esos temas.
Y en una perspectiva de corto plazo, la ejecución de las políticas económicas, incluidos los programas y proyectos de gobierno prioritarios, como las obras de infraestructura, en tiempo y forma.
De no reforzar su blindaje, el país estará condenado a un crecimiento mediocre, sujeto al desempeño de la economía estadounidense, los precios del petróleo y los flujos de remesas familiares.
Fuente: El Financiero, columna Dinero, Fondos y Valores

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