Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Cual roedor que sale de su madriguera, después de varios meses de ocultamiento e hibernación, el expresidente López Obrador reapareció ayer públicamente para acudir a votar en la elección judicial de este domingo y ver así coronado uno de sus "caprichos" más vengativos y destructivos para la República.
Visiblemente más viejo y ya sin los mismos cuidados de imagen que tenía en la Presidencia, el tiempo se le vino de golpe en la cara y en el físico al político tabasqueño que, si bien se había mantenido en el ostracismo y el silencio, para muchos mexicanos no ha dejado de operar desde las sombras e influir en los asuntos públicos y en las decisiones del poder.
Cerebro y autor indiscutible del adefesio judicial que dio como resultado la desaparición del actual Poder Judicial independiente, para dar paso a un nuevo modelo judicial politizado y con jueces, magistrados y ministros, presuntamente electos por la ciudadanía, pero en los hechos seleccionados e impulsados por el régimen mediante la descarada inducción y coacción del voto y con el uso de maquinarias corporativas y clientelares que movilizaron a los votantes con sus "acordeones", donde les indicaban cómo y por quiénes debían sufragar, López Obrador buscó con su reaparición impulsar la muy escasa participación ciudadana en estos comicios.
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