Gustavo Leal F.* - Periódico La Jornada
El gobierno federal anunció con entusiasmo el Plan México para fomentar la producción nacional de medicamentos, dispositivos médicos e insumos para la salud. La promesa es ambiciosa: alcanzar “soberanía” farmacéutica mediante sustitución de importaciones y fortalecimiento del sector industrial, pero el entusiasmo no sustituye al diseño, ni las buenas intenciones a una política pública bien estructurada.
La situación sanitaria que legó el neoliberalismo aceleró la pandemia y agravó el desabasto, confirmó que dependemos de proveedores internacionales para abastecer el sistema sanitario. Importamos dispositivos médicos, principios activos para elaborar fármacos y conocimiento tecnológico para productos nuevos. No producimos lo que necesitamos ni innovamos a partir de nuestras propias necesidades.

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