Gerardo Esquivel - Milenio
En colaboraciones previas me he referido a la magnitud y localización de la pobreza extrema en México. También he escrito sobre el papel del crecimiento económico inclusivo como el instrumento más efectivo para acabar con la pobreza extrema en el país. En esta ocasión hablaré de las políticas públicas que podrían contribuir a reducir la pobreza extrema en zonas rurales.
El punto de partida es reconocer dos cosas clave. Primero, que las políticas universales no son la mejor forma de atacar el tema de la pobreza extrema. Estas políticas son muy costosas para ese propósito (aunque pueden tener su lógica propia) y ni siquiera es evidente que, a pesar de su carácter universal, logren llegar a la población objetivo. Por ejemplo, un programa que otorga apoyos a niños o adolescentes que asisten a escuelas públicas dejaría fuera a las familias más pobres en aquellas zonas en donde ni siquiera existe la posibilidad de asistir a la escuela. Se requieren, pues, políticas focalizadas.
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