Gerardo Esquivel - Milenio
Se habla mucho de la necesidad de construir un auténtico Estado del Bienestar en nuestro país. Sorprendentemente, sin embargo, casi nadie habla o propone la creación de un seguro de desempleo en México. Esto es aún más raro considerando que el seguro de desempleo es una de las políticas de protección social más generalizadas y antiguas en países desarrollados. En el Reino Unido, por ejemplo, esta política tiene más de un siglo de existencia.
Un seguro de desempleo provee un ingreso transitorio a aquellas personas que pierden su empleo por causas ajenas a su voluntad. El monto del ingreso y el tiempo que se otorga suelen variar entre países. En algunos casos, el apoyo monetario sólo cubre las necesidades básicas, mientras que en otros casos puede ser una parte proporcional del último salario percibido. Según un estudio reciente de los distintos esquemas vigentes alrededor del mundo, el monto recibido por esta prestación suele fluctuar entre 60 por ciento y 70 por ciento del salario previo, aunque varía en un rango que va de 30 por ciento hasta 90 por ciento. En cuanto a la duración, el promedio fluctúa entre 6 y 7 meses, aunque en varios países europeos la prestación puede durar incluso más de un año. En la mayoría de los casos, el esquema solo funciona para trabajadores que realizan contribuciones a la seguridad social, aunque en otros casos el esquema es extensivo a todos aquellos que pueden demostrar haber tenido un empleo regular durante al menos un año. Las formas de financiamiento también varían entre países, aunque la forma más común es mediante contribuciones específicas de trabajadores y empleadores. En algunos otros casos, el financiamiento sale de la recaudación general. En resumen, hay muchos esquemas y alternativas posibles para diseñar un buen seguro de desempleo en un país como el nuestro.
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