- La presidenta mexicana pide a los gobernadores de los Estados fronterizos que se preparen para las expulsiones que anuncia el mandatario estadounidense tras semanas de choques mediáticos
Alejandro Santos Cid - México - El País
México se arma contra la incertidumbre. La promesa del presidente electo estadounidense, Donald Trump, de una deportación masiva de migrantes eriza la piel del norte del país, previsiblemente, la región que más cargará con el peso de las polémicas expulsiones. El último mes ha sido un tira y afloja mediático, un partido de tenis entre el magnate republicano y la dirigente mexicana, Claudia Sheinbaum, con la amenaza de una guerra comercial de fondo. Públicamente, la primera mujer en ocupar el Palacio Nacional se ha querido mostrar como una interlocutora fuerte. Internamente, ya ha comenzado a poner en guardia a los gobernadores de los Estados fronterizos.
La frontera es el campo de batalla. Sheinbaum ha aprovechado una reunión del Consejo Nacional de Seguridad en Acapulco, con los 32 gobernadores mexicanos, para alertar en privado a los representantes de los Estados del norte. “No hablamos como tal de una estrategia de deportaciones, pero sí que estuviéramos listos por si empiezan en febrero”, ha reconocido el dirigente de Nuevo León, Samuel García. “Estar preparados los que somos Estados del norte en una primera etapa, y poder trasladar a los migrantes a su lugar de origen”, ha añadido en respuestas a la prensa Esteban Villegas, el mandatario de Durango, un territorio que no linda con Estados Unidos, pero sí con Chihuahua o Coahuila, zonas de paso.
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