Gerardo Esquivel - Milenio
Este viernes se informó que México perdió la resolución del panel encargado de resolver la disputa sobre el uso del maíz transgénico. Esta disputa ocurre en el marco institucional del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) y se originó a partir de un decreto presidencial de 2023, que estableció la prohibición del uso de maíz transgénico para alimentación humana y la sustitución gradual del mismo para alimentación animal.
Cabe señalar que el resultado del panel no sorprendió a nadie. El argumento utilizado por el gobierno mexicano mencionaba posibles daños a la salud como resultado del consumo de este tipo de maíz. Era evidente que dicho argumento no estaba basado en evidencia científica sólida y que era más bien el resultado de un prejuicio ideológico prevaleciente en algunas áreas del gobierno mexicano. Esto no quiere decir que no haya riesgos con respecto al uso del maíz transgénico. El principal riesgo, sin embargo, tiene más que ver con la posibilidad de contaminación de los maíces nativos y con la posible pérdida de biodiversidad que con temas de salud. Este argumento, sin embargo, aplica en contra de la siembra de maíz transgénico en el país, pero no necesariamente en contra de su utilización o consumo.
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