- Tras el anuncio de la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) sobre la resolución del panel de solución de controversias, en el que México perdió frente a las restricciones a las importaciones de maíz transgénico estadounidense, es fundamental que México considere que no existen pruebas científicas concluyentes que respalden la nocividad del maíz genéticamente modificado.
Por: María del Pilar Martínez - El Economista
Luego de que la Representación Comercial de Estados Unidos (USTR) informara que México perdió el panel de solución de controversias relacionado con restricciones a las importaciones mexicanas de maíz transgénico estadounidense, es importante que México reconozca que no hay evidencia científica que demuestre que el maíz modificado hace daño.
En un análisis sobre el impacto que ello representa, el director general del Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya, destacó que en el plazo de 45 días que tiene nuestro país para dar su postura, debería “eliminar el decreto y reconocer que no hay evidencia científica que demuestre que el maíz OGM hace daño; permitir importaciones de maíz genéticamente modificado para consumo animal e industrial; restringir la siembra, es decir, mantener la política de prohibir la siembra de maíz transgénico en el territorio nacional; y negociar el consumo humano”.
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