Serpientres y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Con un primer decomiso de productos chinos piratas y de contrabando, valuado en 56 millones de pesos y requisado en apenas un edificio del centro histórico de la Ciudad de México, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se aventó el pasado viernes la puntada de decir que: "Se acabó la fiesta" de las importaciones ilegales chinas y de la venta de piratería y mercancía de contrabando en diversas ciudades de la República Mexicana, en referencia a que, ahora sí, el Gobierno federal perseguirá y combatirá el comercio desleal y el contrabando de los chinos que no paga impuestos y que afecta a industrias mexicanas como la textil y la del calzado.
Pero dice el dicho que "una golondrina no hace verano" y parece muy pronto para que Marcelo Ebrard utilice un tono triunfalista y demagógico, cuando apenas han llevado a cabo un operativo conjunto, con la Fiscalía General de la República, la Secretaría de Marina, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial y la Guardia Nacional, para decomisar mercancía pirata de grandes marcas y combatir el contrabando ilegal de empresas importadoras chinas que están inundando de productos ilegales el comercio informal de varias ciudades mexicanas.
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