Por: José Antonio Cortés Barrientos y Fernanda Tejeda Cárdenas - El Economista
El sector agropecuario de México no solo alimenta, también sustenta gran parte de nuestra economía.
Con una contribución de aproximadamente el 3% al PIB y una ocupación del 21% de la población mexicana (alrededor de 27 millones de personas) es un pilar de la estabilidad nacional.
Más allá de las cifras, su impacto se extiende a la lucha contra la pobreza, el crecimiento económico y la seguridad alimentaria del país.
A pesar de su relevancia, el sector enfrenta desafíos que limitan su desarrollo. Por un lado, riesgos climáticos (eventos con mayor severidad y frecuencia), territoriales (frontera agrícola limitada) y demográficos (productores de avanzada edad); y, por el otro, la falta de infraestructura, deficiencias en la comercialización y bajo acceso al financiamiento.
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