Arturo Damm Arnal - La Razón de México
Una crítica recurrente al gobierno mexicano, a éste y a los anteriores, es que recauda poco, sobre todo comparado con los gobiernos de los otros 37 países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la OCDE, que recaudan, como proporción del Producto Interno Bruto, el PIB, que para estos efectos es el ingreso generado en el país, más que el gobierno mexicano, lo cual es visto como un problema que debe resolverse. ¿Será?
Muestra de lo anterior la tuvimos en la pasada Convención Bancaria, a la cual fue invitado el economista James Robinson, premio Nobel de Economía 2024 (compartido con Daron Acemoglu y Simon Johnson), quien afirmó que “México tiene un desempeño significativamente bajo en la colecta de impuestos en comparación con otros miembros de la OCDE, lo que refleja desafíos estructurales en su sistema fiscal”, lo cual quiere decir que Robinson está a favor de que el gobierno recaude más, es decir, que obligue a los contribuyentes en entregarle una mayor parte de su ingreso, del producto de su trabajo, como si de una mayor recaudación, y por lo tanto de un mayor gasto gubernamental, dependiera directamente un mayor crecimiento de la economía, que depende de las inversiones directas destinadas a la producción de bienes y servicios, y un mayor bienestar de las personas, que debe ser resultado de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo.
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