Mario Maldonado - Sonora Presente
El Partido del Trabajo (PT), satélite de Morena, empieza a estirar la liga rumbo al 2027. El organismo político que dirige Alberto Anaya amenaza con abandonar su alianza con el partido oficial como estrategia para ganar candidaturas importantes para la elección intermedia, incluso con miras a gobernar una entidad, un privilegio que al parecer Morena ha reservado sólo para uno de sus aliados: el Partido Verde.
En general, los legisladores del PT se sienten “menospreciados”. Este miércoles, por ejemplo, durante la comparecencia a puerta cerrada en el Senado de Omar García Harfuch, la presidenta de la Comisión de Seguridad Pública, Lucía Trasviña, olvidó el nombre de su compañera senadora del Partido del Trabajo. De inmediato y visiblemente molesta, la legisladora Geovanna Bañuelos se lo reclamó.
Éste es sólo uno de los desaires de los que se quejan a diario los petistas, quienes desde hace un par de meses vienen presionando al partido que dirigen Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, bajo el argumento de que cuentan con los cuadros suficientes para encabezar las candidaturas a gobernador en estados como Campeche, Michoacán y Sinaloa que irán a elecciones para la gubernatura en el 2026.
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