Jorge Zepeda Patterson - Milenio
Subir los impuestos provoca una factura política que a ninguna autoridad le gusta asumir, pero hay un momento en que no subir los impuestos impone un costo político aún más alto. México está llegando a ese punto.
Para lo que será su primer año fiscal, el gobierno de Claudia Sheinbaum presentó un presupuesto de 9.3 billones de pesos, casi 3 por ciento mayor al de 2024, pero en la práctica menor al aumento de la inflación. Es decir, tendrá casi los mismos recursos que su antecesor (un poco menos), pero con una carga de egresos que tiende a subir año con año, producto del pago de la deuda externa y, sobre todo, de la ampliación de la derrama social debido a nuevos programas y al envejecimiento de la población. Y no podemos ignorar que, en su último año, el gobierno de López Obrador debió asumir un notorio déficit en las finanzas públicas, un cartucho que solo puede utilizarse una sola vez.

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