Jorge Zepeda Patterson - Milenio
Los más pesimistas aseguran que la Reforma Judicial inscrita en la Constitución a partir de esta semana constituye la concreción del viaje sin retorno a un régimen autoritario. En política nada es descartable, pero tienden a ser los mismos que auguraban el colapso de la economía del país, el día que López Obrador asumiera la presidencia, o el desplome de la popularidad del mandatario una vez que comenzara a gobernar, producto de sus presuntas incongruencias e ineficiencias. Ahora consideran que Claudia Sheinbaum será un títere del Presidente o que, de plano, será tanto o más radical por convicción propia. Ya se equivocaron antes, nada garantiza que ahora tengan razón. La deriva autoritaria es una posibilidad, desde luego, en un proceso en el que el Ejecutivo intenta aumentar su fuerza frente al resto de los poderes para sacar adelante su propuesta. Pero en el arranque de este segundo sexenio, los factores de fondo empujan en otra dirección. Veamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario