Andrés Oppenheimer - El Siglo de Durango
La reacción general de los medios estadounidenses tras el aparente intento de asesinato contra el expresidente Donald Trump en su campo de golf de Palm Beach fue lamentable.
Hubo miles de artículos sobre posibles fallas de seguridad -lo cual está bien-, pero muy pocos sobre la alarmante proliferación de fusiles de guerra que llegan fácilmente a las manos de potenciales asesinos.
El sospechoso, identificado como Ryan W. Routh, de 58 años, tenía antecedentes penales por posesión ilegal de un fusil automático y estaba escondido detrás de los arbustos con un fusil de asalto estilo AK-47 a casi 500 metros de donde Trump estaba jugando al golf.
Hace pocas semanas, el 13 de julio, otro agresor con un fusil de asalto estilo AR había disparado ocho tiros desde un tejado hacia Trump en Butler, Pensilvania.
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