Sergio Mota Marín - El Economista
Hace algún tiempo el maestro universitario Andrés Serra Rojas dijo: “Mientras el norte trabaja, el centro habla y el sureste duerme”. Hoy, esa consideración sigue siendo válida. En el primer semestre de este año, mientras que Chihuahua y Baja California Sur recibieron inversiones extranjeras directas por 500 millones de dólares; en Veracruz, Tabasco, Campeche y Chiapas en su conjunto sólo captaron 5 millones de dólares. Al paralelo, Yucatán y Quintana Roo estuvieron mucho mejor dentro del sureste, al recibir 80 millones y 127 millones de dólares, respectivamente.
La explicación de estas diferencias es que los estados del norte del país hacen frontera con Estados Unidos, el destino más importante de las exportaciones mexicanas. Asimismo, es el espacio más atractivo para la relocalización de las empresas internacionales en la presente coyuntura por las tensiones geopolíticas y la disrupción de cadenas de suministro. Pero también porque los gobiernos de esos estados se han caracterizado por promover las inversiones foráneas.
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