miércoles, 4 de septiembre de 2024

MONREAL, EL OPERADOR INCÓMODO

  • El senador oficialista ha sido para su partido el equivalente a un tratamiento dental: molesto pero necesario. Un dolor de muelas. O por lo menos eso es lo que cree López Obrador

Ricardo Monreal en Ciudad de México, el 15 de agosto. Nayeli Cruz

Jorge Zepeda Patterson - El País

Ricardo Monreal, ha sido para Morena el equivalente a un tratamiento dental: molesto pero necesario. Un dolor de muelas a las que no hay manera de extirpar porque siguen siendo útiles. O por lo menos eso es lo que cree Andrés Manuel López Obrador. El sexenio pasado se las ingenió para convertirse en un hombre clave de la operación política, en su calidad de coordinador de Morena en el Senado. En el sexenio próximo su papel aún será más relevante en su carácter de líder de la mayoría calificada o constitucional de la Cámara de Diputados. Un logro sorprendente para quien una y otra vez ha desafiado directrices del presidente y le ha puesto más de una zancadilla a la próxima mandataria.

Un breve recuento de algunos de los “incidentes” más llamativos. A principios de 2017, un año antes de la elección, Monreal era el principal candidato de Morena para el Gobierno de la capital. El exgobernador de Zacatecas presidía la delegación Cuauhtémoc y, a diferencia de Claudia Sheinbaum, tenía varios años promocionándose para conseguir reemplazar a Miguel Ángel Mancera. Pero algo se descompuso en la relación entre el líder de Morena y Monreal. Al parecer, su autopromoción resultó excesiva a ojos de López Obrador, entre otros motivos por entablar relaciones directas, más que cálidas con quien sería su rival, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, con el pretexto de gestionar recursos y obras para su delegación.

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