Por: Federico Rubli Kaiser - El Economista
El 15 de abril el gobierno dio público su “Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030” (PND). Supuestamente hubo consultas públicas amplias desde enero para integrar su contenido. En un anexo se enumeran los foros y mesas de trabajo donde participó la ciudadanía. Pero no sabemos qué tanto de esas propuestas ciudadanas quedaron en el Plan. La sospecha es que esto terminó siendo una simulación demagógica. El documento reitera la propaganda oficial de que el PND es un plan de gobierno que apuesta a la continuidad y a “poner el Segundo Piso de esta Cuarta Transformación, consolidando un modelo de desarrollo basado en el Humanismo Mexicano” (AMLO dixit). ¿Un segundo piso sobre un primero que no existe porque es una ruina?
La primera sección del PND enumera “los 100 compromisos para el Segundo Piso de la Transformación”. Expresan deseos loables que, si se cumplen para 2030, sin duda seremos un país en un estado del Nirvana. El problema con esta lista es que no enumera los costos de cada uno. Lo deseable hubiera sido incluir al lado de cada compromiso una columna con el costo estimado para alcanzarlo. Al parecer, el gobierno no sabe lo que es una restricción presupuestal. Es más, el PND no plantea una reforma hacendaria (no es sólo tributaria, sino gastar mejor) que sería el punto de partida para tener recursos para financiar sus ambiciosos planes.
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