Por: Luis Miguel González - El Economista
La obsesión de Donald Trump por los aranceles es impermeable a los reclamos y súplicas de sus socios comerciales y al precio de las acciones de Tesla, Ford o General Motors. Puede aceptar que los índices Dow Jones, S&P y Nasdaq tengan caídas similares a las que hubo en los peores meses de la pandemia o la Gran Recesión, pero no pasa por alto lo que pasa con los bonos del Tesoro.
Mr. Trump estaba dispuesto a correr al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. Lo acosó. Lo llamó loser, le dijo Mr. Too Late y afirmó que sería bueno que se fuera. La “cacería” hubiera seguido hasta lograr que Mr. Powell dijera Good Bye, pero a Trump se le atravesó el mercado de bonos. Lo obligó a desdecirse y a emitir un mensaje para explicar que no intentaba remover a Powell, que dejaría que termine su periodo en la Fed, a mediados del 2026.
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