lunes, 26 de agosto de 2024

¿EN VERDAD SE QUIERE EMPEZAR ASÍ?

Gerardo Esquivel - Milenio

Estamos a cinco semanas de que inicie una nueva administración en México. Desde hace 30 años no teníamos una transición en la que no hubiera un cambio de partido en el poder o que no estuviera manchada por dudas sobre su legitimidad. La candidata triunfadora obtuvo una victoria clara, contundente e inobjetable. La diferencia con respecto a la candidata que obtuvo el segundo lugar fue de más de 19 millones de votos. Después de la pandemia, la economía se ha recuperado razonablemente bien. La pobreza ha disminuido y el desempleo se encuentra en sus niveles históricos más bajos. Cualquiera pensaría que esta transición debería ser la más tersa en décadas y que no debería haber sobresaltos. Sin embargo, a pesar de este contexto aparentemente tan favorable, el inicio de la nueva administración se avizora turbulento. El ambiente político se ha ido crispando paulatinamente y el entorno económico y financiero se ha ido nublando considerablemente.

En general, se puede decir que hay varios frentes abiertos. En lo económico, por ejemplo, la desaceleración ya está aquí. El Producto Interno Bruto (PIB) creció a una tasa anual de solo 1.3 por ciento durante el primer semestre de 2024. El crecimiento de todo el año posiblemente será similar y quizá inferior a este nivel, lo que estaría significativamente por debajo de la estimación oficial de 3 por ciento. Dos regiones del país están ya prácticamente estancadas en materia de creación de empleo: la frontera norte, afectada por la desaceleración del sector manufacturero norteamericano, y el sureste del país, debido a la conclusión de algunas de las obras prioritarias de la presente administración. En estas dos regiones el empleo formal es prácticamente el mismo que se tenía hace un año.

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