Por Por Mohamed A. El-Erian - El Economista
Después de absorber las repetidas garantías de la Reserva Federal de Estados Unidos de que una economía “fundamentalmente sana” le daba tiempo suficiente para decidir cuándo recortar las tasas de interés, el mercado fue tomado por sorpresa cuando nuevos datos sugirieron lo contrario. Tal es el peligro de señalar un consenso donde no existe.
CAMBRIDGE. Consideremos la historia de dos bancos centrales. Cada uno está establecido desde hace mucho tiempo, con una influencia que trasciende con creces las fronteras de su país, y ambos están presionados para tomar decisiones delicadas destinadas a seguir reduciendo la inflación, lo que evita, al mismo tiempo, un daño indebido al crecimiento y a los empleos. Finalmente, terminan adoptando estrategias muy diferentes con diferencia de 24 horas.
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