Por José Fonseca - El Economista
Asegurada la mayoría calificada en el Congreso - haiga sido, como haiga sido-, el oficialismo considera suficientemente desbrozado el camino para hacer realidad “el cambio en la continuidad” en materia electoral.
Ya proponen eliminar, por “pervertir la democracia”, al financiamiento público a los partidos. Que vivan sólo de las cuotas de militantes. El ganón sería el Partido Oficial, acercaría a la inanición a los partidos de oposición.
Sustituirán al INE con el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas. Harán el sueño de la “revolución de las conciencias”: un organismo oficial controlaría elecciones baratas y ¿qué tal si para mayor austeridad, como antes, ubican las oficinas del INEC en la Secretaria de Gobernación?
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