Claudio Ochoa Huerta - El Universal
La bola de nieve en la que se metió la senadora de Morena, Andrea Chávez, al confesar sus delitos electorales en la radio nacional terminó por estrellarse en la figura de su principal promotor, Adán Augusto López Hernández. Desde que la chihuahuense aceptó en el programa de Azucena Uresti que las caravanas médicas que circulan con su imagen eran una donación de un empresario cercano al tabasqueño, en Palacio Nacional revivieron viejos conflictos que incluso desataron la molestia del propio Andrés Manuel López Obrador, en el pasado.
Fuentes al interior de Morena revelan que al término de la campaña interna por ver quién sería el candidato o candidata para la elección presidencial, al entonces presidente de México le llamó la atención que quien más gastó fue su amigo Adán Augusto. Pidió una investigación a las áreas de confianza y desde aquel entonces el resultado arrojó nombres comprometedores. El primero de ellos fue el de Fernando Padilla, el financiero de las caravanas médicas de Chávez, pero también Maclovio Yáñez, quien se presenta como ahijado político de Adán, y Luis Huberto Montaño, dueño de la arrendadora “Lumo Financiera del Centro” y personaje cercano al expresidente Enrique Peña Nieto.
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