- Para México y Canadá, las quejas que comienzan a aflorar en el empresariado estadounidense podrían convertirse en su mejor arma para ejercer presión contra la política arancelaria de Washington.
Tzuara De Luna - Expansión
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca trajo consigo una oleada de medidas arancelarias que, más allá de afectar directamente a México y Canadá, comienzan a generar tensión dentro del propio Estados Unidos. Lo que inicialmente se planteó como una estrategia para repatriar inversiones y proteger el empleo nacional, ahora amenaza con trastocar las cadenas de valor que durante décadas han sostenido al bloque comercial de América del Norte.
Desde el 20 de enero, cuando Trump asumió nuevamente la presidencia, las decisiones económicas de su administración han generado un efecto dominó. Sectores como el automotriz, agrícola y manufacturero ya acusan recibo del nuevo enfoque proteccionista, mientras las empresas comienzan a levantar la voz.
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