Mario Maldonado - Sonora Prresente
Respecto a la relación comercial con Estados Unidos, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, opera con una bitácora de vuelo que le ha permitido ir planeando sobre la marcha, en medio de las turbulencias que ha ocasionado la política comercial del presidente Donald Trump. Y aunque el destino final no está cerca, la ruta ha sido menos accidentada que lo previsto originalmente y busca llegar con algo de fortaleza a su destino final, que es la revisión del TMEC a mediados del 2026.
La analogía para explicar la ruta de Ebrard en las negociaciones con el gobierno de Estados Unidos no es muy diferente a lo que le ha tocado vivir con el retorno de Trump a la Casa Blanca: prácticamente cada 15 días, y en las últimas semanas cada siete, el secretario de Economía ha tenido que viajar a Washington DC a reunirse con su contraparte Howard Lutnick y con el actual Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), Jamieson Greer.
De entrada, Ebrard reconoce lo que aún muchos gobiernos se resisten a creer: que Donald Trump está dispuesto a pagar las consecuencias de forzar el viraje hacia un nuevo orden comercial; a un sistema de “desventajas comparativas”, es decir, de aranceles diferenciados aplicados por Estados Unidos a todos los países con los que tiene relaciones comerciales.
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