- El presidente electo de EE UU diseña un equipo de colaboradores leales que le permita sortear los obstáculos de las estructuras tradicionales de mando en Washington con que topó en su primer mandato
Iker Seisdedos - Washington - El Paìs
El 20 de enero de 2017, primer día de la primera era de Donald Trump, el recién investido presidente de Estados Unidos entró en el Despacho Oval y, en aquel grave momento, en ese solemne lugar… se fijó en lo bien iluminado que estaba el cuarto. “¿Cómo lo harán?”, se maravilló en voz alta, antes de invitar a su hija Ivanka y a su yerno, Jared Kushner, a pasar y tomarse fotos con él.
Los reporteros Peter Baker y Susan Glasser se sirven de esa anécdota al principio de The Divider (El que siembra discordia), tal vez el mejor libro sobre aquellos agitados años en la Casa Blanca, para presentar “al primer astro de la telerrealidad metido a presidente”. El primero, también, “cuya principal preocupación durante su mandato fue moldear los hechos a su antojo”.

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