Por Fintan O’Toole - The New York Times
O’Toole es autor, más recientemente, de “We Don’t Know Ourselves: A Personal History of Ireland Since 1958” y columnista de The Irish Times. Escribe desde Dublín.
La situación actual de Irlanda podría describirse mejor como la vergüenza de los ricos.
Un país que durante mucho tiempo fue uno de los más pobres de Europa Occidental cuenta ahora con abundante riqueza pública y privada y una economía abierta al mundo. Incluso se ha mostrado relativamente resistente a la tentación de la extrema derecha, tan atractiva en otros lugares; quizá la nostalgia de una época dorada imaginada no tenga mucho atractivo cuando los recuerdos de la pobreza, la emigración masiva y la represión impuesta por el catolicismo conservador están tan frescos en las mentes de una población bien educada y socialmente liberal.
Pero mientras Irlanda se prepara para acudir a las urnas en las elecciones generales del viernes, es evidente que existen las mismas oscuras tramas que han hecho tan precaria la posición de otros gobiernos en funciones en el mundo democrático.
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