domingo, 24 de noviembre de 2024

¿SEMBRANDO VIDAS O SEMBRANDO DUDAS?

Jorge Zepeda Patterson - El Siglo de Durango

Hace unos días Claudia Sheinbaum se presentó en el máximo club de líderes internacionales, el G20, celebrado en Río de Janeiro. Pese a la importancia de las potencias involucradas y la presencia de Biden, Macron, Xi Yinping, Lula y similares, había expectativas para conocer a la recién llegada. Sheinbaum eligió con cuidado el material con el que se mostraría en la Primera Sesión de Trabajo, titulada: "Lucha contra el Hambre y la Pobreza". Propuso destinar el 1% del gasto militar de los países presentes para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia. Significaría liberar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia. "Con ello ayudaríamos a mitigar el calentamiento global y restauraríamos el tejido social ayudando a las comunidades a salir de la pobreza. La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida".

Fue una elección que respondía a tres frentes simultáneamente. Recuperaba un programa lanzado en el sexenio anterior, Sembrando Vida, con lo cual se presentaba como presidenta electa sí, pero parte de un movimiento más amplio que gobierna a México desde hace varios años. Segundo, ofrecía el resultado de una experiencia, no se trataba solo de una idea: "beneficia a 439 mil familias mexicanas y a 40 mil en Guatemala, Honduras y El Salvador, permitiendo con ello la reforestación en los últimos seis años de más de un millón de hectáreas con la siembra de mil 100 millones de árboles, lo que equivale a capturar anualmente 30 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2).

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