Por: Xavier Ginebra Serrabou - El Economista
Sólo quisiera mencionar algunas ideas en torno a las nociones de: alternativa y de razón de medio, junto con la de vacío de productividad de Hispanoamérica en contraste con el vacío de sentido del Norte. Claro está que ninguna de aquellas nociones puede tratarse aislada ya que están estrechamente entrelazadas con la estupenda coherencia del pensamiento del autor que nos concierne. Es así como la noción de alternativa, complementaria a la de oportunidad, abre las posibilidades de pensar el cambio social de las sociedades latinoamericanas con una postura distinta a la establecida por las asfixiantes categorías de primer, segundo y tercer mundo, o el esterilizante de desarrollo-subdesarrollo o agobiante de industrializado y su contrario. Ejemplos explícitos —por constituir situaciones objetivadas materialmente— de alternativas encontradas por las personas para enfrentar dificultades son todas las creaciones técnicas y, en particular, desde la revolución industrial. Siempre ha existido la capacidad creativa humana —tal vez sea ésta la esencia de lo humano—, pero pareciese como que en los últimos tres siglos ésta se hubiese exacerbado sólo en creaciones materiales.
La noción de alternativa aplicada a lo social permite afirmar la libertad humana y sus consecuencias sociales: las alternativas verdaderas son las que contribuyen a incrementar la sociabilidad, a mejorar los conectivos sociales -conectivos tales como el intercambio económico, la familia, el poder, la ética-( L. Polo, Quién es el hombre. Un espíritu en el tiempo, Rialp, Madrid, 1991, 83 y ss) y apoyadoras de un Malthus y, más recientemente, las del Club de Roma hayan quedado desmentidas. La demografía económica no ha logrado demostrar aún que exista una correlación entre crecimiento de la población y aumento de la pobreza; la explicación estriba precisamente en la habilidad humana para generar alternativas.
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