- China enfrenta un panorama económico complicado, pero su dependencia de los mercados estadounidenses se ha reducido y parece estar tomando medidas para el crecimiento interno.
Por Peter S. Goodman - The New York Times
Hace ocho años, cuando Donald Trump acababa de ser elegido y prometió aplicar los poderes del Despacho Oval para iniciar una guerra comercial con China, el blanco de su ira era visto por muchos como una fuerza monstruosa. China era la fábrica indispensable para el mundo y un mercado de bienes y servicios en rápido desarrollo.
Ahora que Trump se prepara para su segundo periodo en la Casa Blanca, promete intensificar las hostilidades comerciales con China imponiendo aranceles adicionales del 60 por ciento o más a todas las importaciones chinas. Está presionando a un país que ha sido castigado por una poderosa combinación de fuerzas superpuestas: el desastroso final de un atracón de inversión inmobiliaria, pérdidas incalculables en el sistema bancario, una crisis de deuda de los gobiernos locales, un crecimiento económico que flaquea y precios crónicamente bajos, un presagio potencial de estancamiento a largo plazo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario