Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Con un cinismo y una desvergüenza que la confirma como fiel militante de la 4T, la señora Rosario Piedra Ibarra se presentó ayer en el Senado de la República para decir que su intento de reelegirse como presidenta de la CNDH “no es por ambición personal, sino para consolidar lo logrado”. ¿Qué es lo que quiere “consolidar” doña Rosario? ¿El desmantelamiento y la colonización que ella encabezó para neutralizar a la comisión defensora de los derechos humanos en los últimos 5 años? ¿La eliminación total de la autonomía y la defensa de los ciudadanos a los intereses políticos del anterior gobierno?
Qué tan mala y nefasta habrá sido la actuación de doña Rosario Piedra, que ya se le puede considerar, por mucho, la peor presidenta en los 34 años de historia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Porque si bien siempre hubo cuestionamientos o críticas a la actuación de los anteriores presidentes de la CNDH, desde Jorge Carpizo McGregor, hasta Luis Raúl González Pérez, pasando por Jorge Madrazo Cuellar, Mirelle Rocatti, José Luis Soberanes o Raúl Plascencia Villanueva, a ninguno de los anteriores ombudsman u ombudswoman que encabezaron a ese organismo autónomo, ninguno de ellos mostró tanta ineptitud, desconocimiento e indolencia en la obligación de defender a los ciudadanos ante los abusos, excesos y violaciones de derechos humanos de las autoridades federales.
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