Gerardo Esquivel - Milenio
Estamos a días de la elección presidencial en Estados Unidos. De acuerdo con las encuestas recientes, la moneda está en el aire. El empuje inicial de la candidatura de Kamala Harris ha perdido fuerza y el ex presidente Trump se ha recuperado, especialmente en los estados conocidos como bisagra. La elección está tan cerrada que el modelo predictivo de The Economist le da 55% de probabilidades de ganar a Trump versus 45% para Harris, a pesar de que su propio seguimiento de encuestas le otorga a ella la delantera en la intención del voto popular por un margen de 49% a 47%. En cualquier caso, ambos resultados se encuentran dentro del margen de error, por lo que cualquier cosa podría pasar.
¿Qué implicaciones tiene esto para México y, en particular, para el futuro del Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC)? Existe una corriente de opinión que considera que nos convendría que ganara la candidata demócrata. Se anticipa que una eventual presidencia de Harris sería menos disruptiva para México, especialmente en materia comercial y migratoria. Es posible que así sea, sobre todo a la luz de la actitud beligerante hacia México que ha caracterizado al candidato republicano al menos desde 2016. Sin embargo, esto no quiere decir que el escenario de un triunfo de Kamala sea necesariamente cómodo para México ni que el T-MEC vaya a estar exento de una revisión en 2026. Baste recordar que Kamala fue de los pocos senadores que votaron en contra de la aprobación del T-MEC en enero de 2020.
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