- Ocho ministros se despiden de su carrera y de su toga mediante cartas en las que defienden su labor en el Supremo y critican la elección de jueces por voto popular
Zedryk Raziel - México - El País
La historia de la Suprema Corte de Justicia de México ha llegado a un cambio de época. La reforma al Poder Judicial aprobada por Morena ha provocado la dimisión anticipada a ocho ministros del Alto Tribunal. Los ocho jueces, entre ellos la cabeza de la Corte y del Poder Judicial, Norma Piña, han presentado sus cartas de renuncia al Senado de la República, la autoridad representativa que les nombró hace años. Con la reforma judicial, las reglas de la partida han cambiado a mitad del juego. A partir del próximo año, los nuevos integrantes del Supremo serán electos por voto popular. La enmienda oficialista puso a los togados en una disyuntiva inesperada: si quieren seguir en el cargo, sométanse al voto de la gente, y ya se verá si son ratificados; si no quieren, despídanse ahora (pero trabajen un año más) y llévense su haber por retiro, una pensión vitalicia a la que tienen derecho. Ocho ministros han tomado la segunda ruta, no sin antes hacer notar que se les ha obligado a elegirla. Porque no hubo una tercera opción: continuar en el cargo y permanecer allí por el tiempo para el que fueron designados inicialmente.
Solo tres ministras no han presentado su renuncia y han anunciado que, ellas sí, participarán en la elección judicial: Yasmín Esquivel, Lenia Batres y Loretta Ortiz, las tres propuestas en su momento por el oficialismo y que suelen votar sentencias favorables al Gobierno. Los togados que han renunciado son Norma Piña, Javier Laynez, Alberto Pérez Dayán, Margarita Ríos Farjat, Juan Luis González Alcántara, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Jorge Pardo y Luis María Aguilar. Pese a que renunciaron, la reforma judicial les obliga a permanecer en el cargo todavía un año más, a la espera de ser relevados por nuevos ministros surgidos de las urnas. Para los ocho, la renuncia era la opción más adecuada. Y, a pesar de que fueron conducidos a ello por la propia reforma oficialista, desde Morena se ha jugueteado con la amenaza de que el Senado podría no aceptar su salida, para forzarlos a perder su prestación de retiro.
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