- Cero represalia contra Estados Unidos. Mucha distracción en la forma y respaldo indirecto a Zambada en el fondo.
Raymundo Riva Palacio - El Financiero
Qué deteriorada debe estar la relación entre México y Estados Unidos para que el único vaso comunicante entre los dos gobiernos se cerrara definitivamente tras el enfrentamiento verbal entre el fiscal general Alejandro Gertz Manero y el embajador Ken Salazar. La relación entre ellos es lo que mantenía abierto un canal de comunicación entre Palacio Nacional y la Casa Blanca, obstruido desde principios de año cuando altos funcionarios de la administración Biden se cansaron de las tomaduras de pelo del expresidente Andrés Manuel López Obrador sobre el tema del fentanilo, que detonó la operación para capturar a Ismael el Mayo Zambada.
Cuando finalmente decidieron en ese entonces tomar acciones unilaterales en Washington, la única ventanilla que dejaron ligeramente abierta fue la de esos funcionarios. La captura de Zambada a espaldas del gobierno desquició a López Obrador, pero no fue el único al que le aplicaron el frío. Salazar también fue dejado en la oscuridad sobre lo que vendría, ante el temor de que, si lo hubieran puesto sobre aviso, alertara a López Obrador. Igual pasó con la DEA en México, a la que imputan en Washington vínculos con el Cártel de Sinaloa.
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