- La mayoría de la gente busca que el ‘nearshoring’ se vea reflejado en un aumento substancial de la Inversión Extranjera Directa, sobre todo en el apartado de “nuevas inversiones”.
Gabriel Casillas - El Financiero
Confieso que para definir el título tomé inspiración de los programas de Jaime Maussan. Sin embargo, no hablaré de seres extraterrestres. Un excelente economista y buen amigo, Alexis Milo, comentó hace algunas semanas que el nearshoring era como “el chupacabras”. Todos hablan de él, pero nadie lo ha visto. Si bien reí al momento de leerlo (i.e. lol) y claramente Alexis estaba utilizando un ejemplo extremo para ilustrar un punto, me di a la tarea de buscar en qué series estadísticas podemos observar el impacto de esta tendencia de relocalización global de las líneas de producción en nuestro pais (“‘Nearshoring’ en México, una realidad”, 29 de noviembre, 2022).
La mayoría de la gente (me incluyo) busca que el nearshoring se vea reflejado en un aumento substancial de la Inversión Extranjera Directa (IED), sobre todo en el apartado de “nuevas inversiones”. Sin embargo, haciendo una comparación histórica, no se ha observado un incremento considerable. De 2021 a la fecha, la IED ha promediado 35 mil millones de dólares (mmd), muy similar al promedio 2015-2019, por ejemplo (excluí 2020 por la pandemia). Adicionalmente, el año pasado la mayor parte de la IED (87 por ciento) se explicó por “reinversión de utilidades” y “cuentas entre compañías”. Entonces, ¿dónde está el nearshoring?
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