sábado, 11 de mayo de 2024

CARNE, LIBERTAD Y RON DESANTIS

  • La historia de los filetes de laboratorio es un indicador más del declive del conservadurismo en EE UU

Un ganadero con un ternero recién nacido en su granja de Iowa. JIM WATSON (AFP/GETTY IMAGES)

Paul Krugman - El País

Es posible producir carne en un laboratorio: cultivar células animales sin un animal y convertirlas en algo que la gente pueda comer. Sin embargo, el proceso es difícil y caro. Por el momento, la carne cultivada en laboratorio no está disponible comercialmente, y probablemente no lo estará en mucho tiempo, si es que llega a estarlo.

Aun así, cuando la carne obtenida en laboratorio, también llamada a veces carne cultivada, llegue al mercado a precios menos que escandalosos, un número considerable de personas seguramente la comprará. Algunos lo harán por motivos éticos, porque prefieren que no se sacrifiquen animales para adornar sus platos. Otros lo harán en la creencia de que cultivar carne en laboratorios daña menos el medio ambiente que dedicar hectáreas y hectáreas al pastoreo de animales. Y al menos es posible que la carne cultivada en laboratorio acabe siendo más barata que la procedente de animales.

Y si algunas personas deciden consumir carne cultivada en laboratorio, ¿por qué no? Es un país libre, ¿no? No si gente como Ron DeSantis se sale con la suya. No hace mucho, DeSantis, de vuelta al trabajo como gobernador de Florida tras el espectacular fracaso de su campaña presidencial, firmó un proyecto de ley que prohíbe la producción o venta de carne cultivada en laboratorio en su Estado. En varios Estados más se está estudiando una legislación similar.

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