Por: Irasema Andrés Dagnini - El Economista
Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que la inversión fija bruta en México cayó 10.4% anual en agosto de 2025, acumulando doce meses consecutivos de retrocesos. En los componentes de construcción y maquinaria y equipo, la inversión disminuyó 2.7% mensual y 8.9% anual. Esta tendencia negativa resulta preocupante porque la inversión privada es el verdadero motor de la economía moderna.
Este comportamiento contrasta con la inversión pública, que ha mantenido cierta estabilidad gracias a proyectos de infraestructura, aunque su peso en el total de la economía sigue siendo limitado. La fotografía es clara: sin un repunte sostenido de la inversión privada, el crecimiento económico enfrentará un techo bajo.
La inversión pública cumple un papel estratégico en infraestructura básica, proyectos de conectividad y energía; sin embargo, su capacidad de arrastre es insuficiente para sostener tasas de crecimiento superiores al 3%. En cambio, la inversión privada determina la expansión de la capacidad productiva, la incorporación de nuevas tecnologías y la generación de empleos de calidad.
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