- El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca amenaza con revolucionar unas relaciones internacionales ya sacudidas por la invasión rusa de Ucrania. Todo apunta a profundos cambios en conflictos, alianzas, comercio, lucha contra el cambio climático y en el futuro de la democracia
Andrea Rizzi - El País
El año que ac aba de empezar se perfila como un poderoso acelerador del camino hacia un nuevo orden mundial, uno en el que el multilateralismo se resquebraja, viejas alianzas se deterioran —y nuevas se van consolidando—, el proteccionismo galopa, la democracia afronta amenazas inauditas. China lleva tiempo buscando una reformulación del concierto entre naciones que acomode mejor sus intereses. Rusia reventó los equilibrios posteriores a la Guerra Fría en 2022, cuando Vladímir Putin catapultó el mundo en una nueva fase geopolítica con la invasión a gran escala de Ucrania, que es la impugnación violenta del orden anterior. A partir del 20 de enero, día de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, el mundo tendrá que asumir que también la gran potencia que construyó el orden vigente querrá otro diferente. Es la confluencia de estos factores lo que hace que 2025 tenga un potencial de cambio extraordinario. Como señaló un reciente informe del think tank International Crisis Group, “el mundo parece abocado a un cambio de paradigma. La cuestión es si ocurrirá en mesas de negociación o en campos de batalla”.
Por supuesto, siempre que le convino, EE UU quebró los principios y pisoteó las instituciones del orden que construyó y ahora se deshace. Pero, aunque fuera por intereses egoístas, fue fuerza motriz de la edificación de un marco con acuerdos e instituciones internacionales que tuvieron algunos efectos benéficos. Trump no parece creer en ello ni por principios ni por intereses. Lo demostró en el primer mandato, y todo apunta a que este segundo será mucho más disruptivo. De entrada, porque entonces estaba mucho menos preparado para ello, tanto en función de hoja de ruta como de equipo para ejecutarla. Y también porque el contexto ha cambiado, con el desafío abierto de Putin, el conflicto aterrador en Oriente Próximo, el papel del tecnoemperador Musk y otros factores muy problemáticos.