miércoles, 6 de mayo de 2009

LA INFLUENCIA DE LA INFLUENZA

El virus podría generar un impacto en la caída del PIB mundial de entre 0.8% y 12%

* Por Horacio Esquivel
El Financiero
La influenza vino a agravar una crisis mundial, casi una recesión que amenaza con convertirse en un proceso disruptivo de las estructuras económicas tradicionales. Quizá por ese motivo, en distintos medios se haya querido asociar al mal con decisiones premeditadas cuyo fin sería acelerar cambios en el sistema económico y financiero mundial. Sin embargo, a los catastrofistas, como les llamó algún inefable político, o a los que invocan profecías inexistentes al estilo de Nostradamus, les diremos que el alcance de la influenza porcina y ahora llamada por la técnica con la fugaz definición de virus AH1N1, tiene alcances graves pero terrenales. De acuerdo con los escenarios económicos planteados por la OMS, en el peor de los casos, el virus podría generar un impacto en la caída del PIB mundial de entre 0.8% y un nada despreciable 12%. En el caso mexicano una caída de tales dimensiones no es para tomarse en broma; ya tenemos una inercia negativa en el crecimiento del PIB, cuya caída para este año, se estima dentro de un escenario conservador en 3.7%. Al primer trimestre de 2009, tuvimos una caída anualizada de casi 8%, el impacto en el empleo es de una reducción de al menos 5% y lo peor es que en momentos en que se requieren políticas contracíclicas apoyadas por un mayor gasto, la Secretaría de Hacienda registró al primer trimestre una caída en los ingresos fiscales por IVA e ISR de 11% y 21% respectivamente y de más de 23% en el ingreso presupuestario. El sector externo, por su parte, no muestra un mejor desempeño y ya tenemos caídas en exportaciones superiores al 25%. Otras fuentes externas de ingresos como remesas y petróleo presentan resultados similares. A lo anterior se suma la caída en el turismo y en la industria del transporte terrestre y aéreo, así como el del sector servicios, que ha quedado cerrado literalmente por la influenza. La influenza porcina, no ha venido sino a agravar una situación económica que ya se antojaba muy complicada. Si 2008 fue el año que vivimos en peligro por los constantes vaticinios de crisis y la amenaza de estanflación, 2009 será el año perdido con retrocesos económicos que impactarán el nivel de vida de la población mundial. A pesar de la situación descrita, ésta no es la peor crisis que México ha padecido; en 1983 el PIB se desplomó más de 5% mientras el gobierno nadaba en deudas heredadas de sexenios de borrachera crediticia. En 1985, aunado a la crisis económica, un terremoto destruyó buena parte de la infraestructura de la ciudad de México. En 1988, después de un sexenio perdido en materia de crecimiento, una crisis política mantuvo en vilo al país, y cuando creímos que todo mejoraba, vino la debacle de 1995 provocada por el llamado error de diciembre, de la que costó dos años salir. No obstante, hay un halo de esperanza, esta crisis es un evento mundial y es justamente esta condición lo que garantiza la toma de acciones coordinadas y rápidas como ya se observa al interior del G20. Para México el reto será por fin lograr acuerdos para resolver entre otros, sus problemas fiscales y entrar lo antes posible a una dinámica de crecimiento acelerado.
(*) Dr. en Economía, investigador invitado de la SNHU, profesor de la UAS y la UNAM.

No hay comentarios:

Publicar un comentario