Criticado desde todos los frentes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) quiere cambiar de imagen y afirma su propósito de reformar su modo de funcionamiento tanto como su política. Sin embargo, continúa imponiendo resueltamente planes de austeridad a los países en dificultades y aceptando los desequilibrios de las naciones ricas, que están en el origen de la crisis. ¿Cómo puede explicarse el hecho de que, tras la reciente reunión del G-20 en Londres, el FMI haya visto reforzados sus poderes y acrecentados notablemente sus medios económicos?
Arnaud Zacharie*
Según el comunicado del 2 de abril de 2009, el G-20, el grupo de las dos decenas de países más ricos y emergentesreunidos en Londres, adoptó un “programa de 1.1 billones de dólares” con el propósito de abastecer un “plan globalpara una recuperación a una escala inédita hasta ahora”. Gran ganador de la operación, el Fondo Monetario Internacional(FMI) ve triplicar su capacidad de préstamo, pasando de 250 mil millones a 750 mil millones de dólares, “gracias auna aportación inmediata por parte de los miembros de 250 mil millones de dólares, (que puede ser) incrementadahasta 500 mil millones”. Además de una nueva asignación de derechos especiales de giro, el G-20 autorizó al fondovender una parte de su stock de oro para “proporcionar a los países más pobres 6 mil millones de dólares adicionales enfondos de fácil acceso durante los próximos dos o tres años”. Por último, en adelante el FMI puede “considerar empréstitos en el mercado si fuese necesario”, cuando antes dependía exclusivamente del rendimiento de sus préstamos. Así, parece tener mandato para una nueva vida. Sería su tercera.
*Secretario general del Centro Nacional de Cooperación para el Desarrollo(CNCD, Bélgica); profesor titular en las universidades de Bruselas y Lieja;coautor de numerosas obras, entre las cuales se cuentan FMI: la main visible(Labor, Bruselas, 2003) y Financer le développement. L’introuvable consensus(Luc Pire, Bruselas, 2008).
Fuente: Le Monde Diplomatique México
Arnaud Zacharie*
Según el comunicado del 2 de abril de 2009, el G-20, el grupo de las dos decenas de países más ricos y emergentesreunidos en Londres, adoptó un “programa de 1.1 billones de dólares” con el propósito de abastecer un “plan globalpara una recuperación a una escala inédita hasta ahora”. Gran ganador de la operación, el Fondo Monetario Internacional(FMI) ve triplicar su capacidad de préstamo, pasando de 250 mil millones a 750 mil millones de dólares, “gracias auna aportación inmediata por parte de los miembros de 250 mil millones de dólares, (que puede ser) incrementadahasta 500 mil millones”. Además de una nueva asignación de derechos especiales de giro, el G-20 autorizó al fondovender una parte de su stock de oro para “proporcionar a los países más pobres 6 mil millones de dólares adicionales enfondos de fácil acceso durante los próximos dos o tres años”. Por último, en adelante el FMI puede “considerar empréstitos en el mercado si fuese necesario”, cuando antes dependía exclusivamente del rendimiento de sus préstamos. Así, parece tener mandato para una nueva vida. Sería su tercera.
*Secretario general del Centro Nacional de Cooperación para el Desarrollo(CNCD, Bélgica); profesor titular en las universidades de Bruselas y Lieja;coautor de numerosas obras, entre las cuales se cuentan FMI: la main visible(Labor, Bruselas, 2003) y Financer le développement. L’introuvable consensus(Luc Pire, Bruselas, 2008).
Fuente: Le Monde Diplomatique México
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