lunes, 14 de abril de 2025

Los trapos sucios de Marco Rubio

 Carlos Fazio - Periódico La Jornada

Con su peculiar lenguaje de estadista, el 8 de marzo el procaz inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, afirmó que de manera servil líderes extranjeros lo habían buscado para besarle el trasero con el fin de negociar una baja en los aranceles que entraban en vigor el día siguiente. Prototipo del narcisista maligno, tras su regreso a la Oficina Oval, en sólo tres meses Trump ha superado los estándares mafiosos de su primer mandato. Es cierto que la mayoría de los presidentes de EU han usado métodos gansteriles, y algunos, como dijo Noam Chomsky, si se aplicaran los principios de Nuremberg habrían sido colgados como criminales de guerra. Pero lo que caracteriza a Trump, es que él lo hace de manera abierta y brutal, en fuerte contraste con los modos más sutiles de sus antecesores apegados a la política del gran garrote, el famoso epígrafe imperialista de Theodore Roosevelt: Habla suave, carga un gran garrote y llegarás lejos.

Así, el perfil corrupto del secretario de Estado, Marco Rubio, parece peccata minuta. La doble moral del oportunista ex senador republicano de Florida, quedó exhibida cuando mutó de principal instigador, chantajista político y cabildero −junto al ex senador de Nueva Jersey, Bob Menéndez, sentenciado a 11 años de prisión por soborno, extorsión, conspiración y obstrucción de la justicia− a favor de fondos de la Agencia para el Desarrollo Internacional de EU para la subversión y promover cambio de régimen en Cuba, Venezuela y Nicaragua, a recortar esos presupuestos y defender la política de Trump.

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