Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
La compenetración que ha logrado la cultura de la violencia y el narcotráfico en México tiene muchas expresiones visibles y perceptibles en el México actual. Desde conductas sociales, impacto económico por el lavado de dinero y hasta expresiones de cultura delincuencial e ilegalidad, como el narcocorrido y toda la industria musical que la promueve, en donde están claramente metidos los tentáculos de los grandes cárteles de la droga mexicanos.
La perversión del corrido mexicano ocurrió cuando éste pasó de ser una narración campesina de hechos históricos o de personajes que solían encarnar valores heroicos, machistas con algunas letras también de bandidos, a convertirse en un instrumento de propaganda de capos del narco, sicarios, y líderes delincuenciales, letras que promueven lo mismo el culto a la personalidad de criminales y asesinos, que todo un estilo de vida que tiene que ver con la ilegalidad, el tráfico y consumo el de drogas. Pero todo ese mundo y esa vida criminal, a los jóvenes les es presentado en las voces de cantantes de moda juveniles –a los que ellos mismos les promueven una carrera musical— y con una lírica que convierte las conductas ilegales y delincuenciales en actos de valentía, hombría o poder, todo rodeado con el consumo de marcas de moda y el exótico glamour de la cultura buchona.
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