Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - El Universal
La complicadísima situación financiera de Petróleos Mexicanos, que lejos de mejorar se agravó en el sexenio de López Obrador, será una de las herencias malditas que recibirá la administración de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum. Más allá de la transición “histórica y de terciopelo” que hoy venden como retórica política y en sus melosos recorridos por el país el presidente saliente y la presidenta con “a”, la realidad es que la doctora recibirá unas finanzas públicas muy comprometidas, con un déficit histórico y con bombas de tiempo que le pueden estallar en cualquier momento, y una de esas es la quebrada petrolera nacional.
Difícilmente Sheinbaum Pardo lo reconocerá en público --sobre todo por esa visión idílica y autocomplaciente que comparte con el presidente sobre la situación del país y del gobierno que recibirá-- pero la futura gobernante sabe muy bien y a detalle del desastre financiero que es en estos momentos Pemex y de lo complicado que resultará cualquier programa o ajuste financiero para tratar de salvar a la empresa pública del Estado mexicano. Y no lo sabe necesariamente por la información que le haya proporcionado el cuestionado director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, sino por la investigación y revisión propia que ella le pidió hacer a su amigo, Lázaro Cárdenas Batel, cuando le ofreció que fuera director de la petrolera mexicana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario