miércoles, 14 de agosto de 2024

CUANDO DESPERTÓ, LA EXTORSIÓN SEGUÍA AHÍ

Por Luis Miguel González - El Economista

Los limoneros del valle de Apatzingán anuncian un paro porque ya no pueden, porque ya no quieren seguir aguantando la extorsión de los grupos criminales. Escucho el testimonio de Guadalupe Mora, hermano del asesinado Hipólito Mora, con Ana Francisca Vega. Imposible no conmoverse. Deben pagar dos pesos a los extorsionadores por cada kilogramo que cosechan. Los cárteles deciden qué día se corta limón y qué día se debe suspender la actividad. Los criminales tienen el poder para decidir quién puede vender y qué cantidad. Controlan lo que pasa en el campo, también los caminos por los que sale la producción.

Impresiona el valor del que denuncia, pero también la realidad que nos presenta. No hay denuncias formales ante la autoridad, porque el precio que paga quien presenta una denuncia es la desaparición y, además, no pasa nada, dice Mora. Es noticia que levanten la voz y hagan un paro de labores. ¿Por qué es tan difícil que sea noticia la extorsión que ocurre todos los días, pero no interrumpe las labores ni trastoca la normalidad?

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