Jorge Zepeda Patterson - Milenio
Como cualquier otro mandatario, Claudia Sheinbaum llega a la silla presidencial con una colección de desafíos. Unos son impostergables y verdaderas amenazas a la estabilidad (inseguridad, viabilidad económica del Estado, suministro energético, gobernabilidad y manejo de la inconformidad). Otros, sin ser desestabilizadores, deben ser atendidos para transitar a un país más sano (mejorar educación, salud y medio ambiente).
Sin embargo, hay una asignatura que cruza a toda la agenda de pendientes, porque su mera presencia magnifica los problemas e impide salir de ellos: la corrupción. Mientras exista de manera tan flagrante es poco lo que puede hacerse contra el crimen organizado, la recaudación fiscal que necesita México, el saneamiento de las finanzas públicas, la optimización de los programas sociales, la justicia social, el estado de derecho, la eficiencia de la administración pública, etcétera.
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