Por Sergio Mota Marín - El Economista
La economía mexicana está profundamente interconectada con Estados Unidos, representando el 60% del PIB. La relocalización de empresas por el conflicto comercial China-EU ofrece oportunidades, pero persisten incertidumbres debido a posibles recesiones y elecciones en EU con riesgos proteccionistas.
La economía mexicana se ha regionalizado y ello se explica por la relación de interdependencia con Estados Unidos (EU). Las exportaciones mexicanas hacia EU, el turismo estadouinidense que llega a México, la Inversión Extranjera Directa y las remesas en dólares de los trabajadores mexicanos que laboran en ese país representan en conjunto el 60% del PIB mexicano. Es, por tanto, una relación importante y por lo mismo delicada.
Ahora existen oportunidades de atracción de empresas por la relocalización, fenómeno derivado esencialmente del conflicto comercial y tecnológico entre EU y China. Se trata de los problemas en la cadena de suministros a nivel global. México significa para las empresas extranjeras que operan en su territorio una menor carga arancelaria para los productos que aquí se producen para exportar. También una mano de obra más barata.
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