Gerardo Esquivel - Milenio
La propuesta de reforma judicial me recuerda a la historia del individuo que busca sus llaves en el área iluminada por un farol. Un policía lo ve y le ayuda a buscarlas; después de varios minutos de no poder encontrarlas el policía le pregunta a la persona si está seguro de que se le cayeron las llaves en esa zona, a lo que el individuo responde: no, se me cayeron del otro lado de la calle, pero aquí hay más luz.
Así es, la propuesta de reforma judicial busca las llaves en un lugar distinto al que se nos cayeron. Nadie duda que el Poder Judicial necesita una reforma, una auténtica sacudida, pero no estoy seguro de que la elección abierta de ministros, jueces y magistrados sea la salida al problema que tenemos. En un país como el nuestro, en donde la impartición de justicia ha sido un problema histórico, especialmente para los más pobres, no es claro que el problema fundamental radique en el mecanismo de designación o aprobación de los jueces.
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