Luego de cinco años de
crisis económico-financiera mundial, el panorama sigue siendo incierto. Nada
indica que en el corto plazo las economías occidentales, especialmente la
estadunidenses y las europeas, se recuperen de la recesión más grande desde
1929. El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, tan prestos a
imponer recetas a naciones deudoras, incapaces de prever y contener el desastre
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