La
alternancia política ha sido insuficiente, hasta ahora, para terminar
con un mal que parece formar parte de la genética de todos, la
corrupción. En el combate a este cáncer radica, en buena parte, el éxito
que se pueda tener en superar no solamente a problemas como la
inseguridad y el narcotráfico, sino también la falta de competitividad
en la actividad económica, entre otros.
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