sábado, 6 de octubre de 2012

LA HORA DE VENEZUELA



José Fernández Santillan / El Universal
Pasado mañana, domingo 7 de octubre, los venezolanos irán a las urnas para decidir si continúa el proyecto encabezado por Hugo Chávez o si dan paso a la alternativa representada por el opositor Enrique Capriles. Ciertamente, son elecciones internas, nacionales; pero, dada la proyección internacional que le ha dado a su poder el propio Chávez, lo que allí se juegan trasciende las fronteras venezolanas: está en disputa la estrategia de ir ganando posiciones en toda América Latina y el Caribe. Del lado chavista, como afines a ese proyecto, podemos enumerar países agrupados en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Allí están, por ejemplo, Ecuador encabezado por Rafael Correa, Bolivia liderado por Evo Morales y Nicaragua dominado por Daniel Ortega. Se trata del núcleo duro de mandatarios que han hecho resurgir el “neopopulismo”.
Por su parte, Capriles ha mostrado su preferencia por una línea más acorde con el modelo socialdemócrata al estilo brasileño y que, a mi parecer, tiene similitudes con lo que están haciendo Pepe Mújica en Uruguay y Laura Chinchilla en Costa Rica, así como con lo que realizaron, en su momento, Michelle Bachelet en Chile, y Leonel Fernández en la República Dominicana (relevado este año por Danilo Medina, también del PLD).
Las elecciones venezolanas en curso también adquieren un matiz especial porque es la primera vez que, en la era chavista que comenzó en 1999, la oposición logra unirse alrededor de una figura que le ha dado coherencia y rumbo. Es lo que hizo posible, en términos partidistas y de organización social, el bloque reunido en torno a la Mesa de la Unidad Democrática. En la boleta electoral, Capriles (quien fue gobernador del estado Miranda), está respaldado por varios partidos, entre ellos, MPV Progresista, Unidad, Va Pa Lante, Moverse y Avanzando. A Chávez lo apoya el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Hace seis años, en cambio, la oposición cometió el error de llegar dividida a las urnas. Así, Hugo Chávez no tuvo problema en al- canzar la reelección por tercera ocasión para el período 2007-2013. En términos de filosofía política clásica estamos frente a la figura del tirano por defecto de ejercicio (tiranno ex parte exercitii).
En su larga estancia en el mando, el militar de Sabaneta se ha puesto por encima de las instituciones y las leyes. Ha expropiado tierras, empresas, medios de comunicación opositores; ha reprimido y encarcelado a disidentes. Ha polarizado el ambiente social y político. “O están conmigo, con el pueblo y con Venezuela o están con la oligarquía los yanquis y el imperialismo.” Ciertamente, también ha echado a andar programas sociales, pero casi siempre estos programas tienen una orientación políticamente motivada. Ha instaurado, en pocas palabras, el gobierno de un hombre trayendo a nuestra época la peor tradición de la política dictatorial latinoamericana y, como lo hemos dicho, ha pretendido exportar ese modelo bajo el signo de la “Revolución bolivariana” a la que también suele llamar, muy a su manera, “el socialismo del siglo XXI”.
Así es difícil celebrar elecciones imparciales, limpias y competidas. No obstante, allí están Capriles y sus seguidores dando la batalla. Ha sido mucho el desgaste que ha sufrido el país y su economía. El tirano ha visto mermadas sus fuerzas tanto físicas como políticas. Ya no convence. La gente lo abuchea en sus giras de proselitismo. Los medios de comunicación oficialistas, por supuesto, quieren ocultar esas manifestaciones de repudio. Interrumpen las transmisiones; pero no pueden tapar la boca a tantas personas.
Las encuestas pronostican los resultados más variados, pero doy un dato confiable: la casa Varianzas le da a Capriles dos puntos de ventaja sobre Chávez. Es complicado, pero vamos a ver si los venezolanos logran sacudirse por la vía pacífica a esta dictadura.
Profesor del Tecnológico de Monterrey (CCM)

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